martes, 6 de septiembre de 2011

ADOPTAR UN CORAZÓN NUEVO...


Adoptar un corazón nuevo

Por el bautismo, el cristiano se ha revestido de este Cristo, imagen y prototipo del hombre nuevo, y tiene delante de sí la tarea de hacerlo crecer hasta la plena madurez interior. En este trabajo, lo más determinante es la adopción de un corazón nuevo, capaz de conocer, amar y servir a Dios con espíritu filial, a ejemplo de Cristo, y de amar a todos los hombres y cosas en Dios.

A partir de este nuevo modo de conocer, de amar y de servir, el hombre nuevo imprime a su vida un dinamismo interior orientado a desarrollar los rasgos de su conducta religiosa y moral, en conformidad con su modelo, Cristo, y purificando incesantemente su corazón de las tendencias desordenadas de sensualidad y soberbia. Con corazón pacífico y humilde, como el de Cristo, establece y lleva adelante unas relaciones de respeto, de amor y de servicio con el entorno de personas y de cosas.

La construcción de este hombre nuevo constituye el objetivo primordial del apostolado del Movimiento. Por ello, el Regnum Christi invita a sus miembros a meditar asiduamente en la riqueza y hondura del don de su bautismo y del compromiso que conlleva y, en la acción apostólica, a buscar, por todos los medios, la renovación interior del hombre, que es obra de la gracia divina, de la vivencia del Evangelio, de la participación litúrgica y sacramental, de la oración, del esfuerzo moral y ascético y de la donación al prójimo por amor al Señor.

Autor:Padre Marcial Maciel L.C.

LA FAMILIA: CAMINO DE SANTIDAD

La Familia: Camino de Santidad.

1) Para saber

El Papa Benedicto XVI escribió una carta en vistas a la preparación del VII Encuentro Mundial de las Familias, cuyo tema es siempre actual: La familia. Puso énfasis en la relación que tiene la familia con el trabajo y la fiesta.

Comentó el Papa que el trabajo y la fiesta están muy ligados a la vida de las familias: condicionan las decisiones, influyen en las relaciones entre los cónyuges y entre los padres y los hijos, e inciden en la relación de la familia con la sociedad y con la Iglesia.

Ocupando la familia un lugar privilegiado en la sociedad, es imprescindible que las actividades del trabajo y las fiestas estén a favor de la familia, y no al revés. No se puede subordinar la familia al trabajo saliendo perjudicada aquélla.

2) Para vivir

Un matrimonio ejemplar que supo encontrar en la familia el camino para la santidad fue el de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús. La santa declara que fue en su familia donde comenzó a saborear la ciencia del amor de Dios y del prójimo, pues de “haberme educado unos padres sin virtud yo habría sido muy mala”.

Sus padres se llamaban Luis Martín y Celia Guerin. Su madre era una mujer dinámica llena de realismo y buen humor. Sus padres formaron un hogar feliz. La armonía del matrimonio era total, pues tenían claro su objetivo: Educar a sus hijos para hacerlos capaces de amar a Dios y a los hombres. Dios era la razón de su familia.

“Me hace la vida muy dulce; desearía un marido semejante a todas las mujeres del mundo”, escribía Celia. Luis, a su vez, cuando hablaba a sus hijas de su esposa se refería a ella como: “vuestra santa madre”. Ambos viven para los hijos. Les transmiten amor, fe, ternura, cariño...

Teresita al nacer se encuentra con cuatro hermanas. Habían sido nueve pero cuatro fallecieron. Experimenta un hogar que respira alegría, fe, solidaridad. Todos los acontecimientos los viven desde la fe incluso los más penosos. Celia en su enfermedad mortal derrochara fe y confianza en Dios; sus últimas palabras siempre las recordará su hija: “Debemos estar siempre en disposición de aceptar la Voluntad de Dios, porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros.”

Luis y Celia, en la unidad y fidelidad del matrimonio nos han ofrecido el testimonio de una vida ejemplar cristiana, cumpliendo sus deberes cotidianos. Criando y educando una familia numerosa, a través de las adversidades y sufrimientos, manifestando su confianza plena en Dios. Ambos fueron beatificados el 19 de octubre de 2008 por el papa Benedicto XVI en la Basílica dedicada a su hija, Santa Teresita del Niño Jesús.

3) Para vivir

Es significativo que ambos esposos hayan sido beatificados juntos, pues eso resalta que consiguieron la santidad en el mismo camino, en el matrimonio.

El Papa señaló que la Sagrada Escritura menciona que familia, trabajo y día festivo son dones y bendiciones de Dios para ayudarnos a vivir una existencia plenamente humana.

En efecto, la vida matrimonial, en todos sus aspectos, es una vocación para que los cónyuges y los hijos se dirijan a Dios. En ese ámbito han de saber encontrar las ocasiones para manifestar su comprensión, paciencia, perdón… y, así, crecer en el amor día a día.


Autor:
Padre José Martínez Colín

BENDITA SEA TU PUREZA...


INVOCA A JESÚS SIEMPRE

Invoca siempre a Jesús

No pierdas tu equilibrio interior. Por grande que sea la tempestad en que te encuentres, no pierdas tu equilibrio. Todas las tempestades pasan. Cuando las recibimos con tranquilidad, no nos hacen ningún mal. Jesús dormía dentro de la barca.....Cuando los discípulos, agitados, lo llamaron, todo quedó en calma. Haz lo mismo. Recurre al Maestro divino, para calmar las tempestades cuando lleguen
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¿CÓMO REZAR BIEN MIS ORACIONES?

Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com
¿Cómo rezar bien mis oraciones?
¿Hay oraciones más poderosas que otras? ¿Dónde reside el poder de una oración? ¿Tiene sentido preguntar si es más poderosa una novena que un rosario?
¿Cómo rezar bien mis oraciones?

Acabo de conversar con un señor que me preguntó si podría recomendarle una oración especialmente poderosa: “Tengo problemas muy serios en mi casa y en el trabajo, necesito la intervención de Dios; recomiéndeme una oración que no falle, la oración más poderosa que usted conozca.”

Pude haberle entregado una selección de las oraciones que hemos recopilado en www.la-oracion.com. Pero ¿hay oraciones más poderosas que otras? ¿Dónde reside el poder de una oración? ¿Tiene sentido preguntar si es más poderosa una novena que un rosario? ¿Tiene valor una oración aunque se haga distraído? ¿Cómo se sabe si se reza “correctamente”?

¿Qué nos enseña la experiencia?

Hay fórmulas u oraciones vocales que a lo largo de los siglos han resultado especialmente “poderosas” para muchos: el Padrenuestro, el Avemaría, la oración de Jesús (Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí pecador), el canto de los salmos, etc.

Quienes han encontrado fruto para el crecimiento en su vida espiritual utilizando estas fórmulas u otras, progresan normalmente en tres momentos:

1. Comienzan a pronunciarlas con los labios o en silencio, dándole un sentido a las palabras mientras están en la presencia de Dios.

2. Luego, dan el paso a decirlas interiormente, hasta que con o sin la fórmula se dirigen a Dios con las actitudes propias de la oración que utilizan (actitud de creatura ante su Creador, de hijo ante su Padre, de pecador rescatado ante su Redentor, de bautizado ante el Espíritu Santo que habita en él, etc.).

3. Un paso más adelante se da cuando esa oración se hace una oración incesante, impregnando completamente toda la persona y toda la vida. Llevan corriendo por sus venas el sentido de las oraciones. El hábito de la presencia de Dios llega a ser para ellos como una segunda naturaleza.

Mientras escribo me sorprendo al recordar cuántas veces he rezado el rosario completamente distraído. Las invocaciones a Jesucristo que rezo todos los días con mi comunidad ¡cuántas veces las he pronunciado con la mente en otra parte! a pesar de que sean bellísimas y de una potente carga teológica y afectiva.

Errores comunes al rezar las oraciones vocales:

1. La mentalidad mágica: Creer que pronunciar las fórmulas produce un resultado automático (como un talismán).

2. El formalismo: Creer que por cumplir con una práctica de piedad, ya se hace oración. La atención se centra en la forma, en “hacerlo correctamente”; se da más importancia a la letra que se pronuncia que al espíritu con que se reza.

3. La rutina: A base de repetir una oración que uno se ha propuesto hacer todos los días, se puede caer en el escollo de hacerla inconscientemente, sin darle sentido.

Tres consejos para superar la rutina

Para superar la rutina a mí me ayuda:

1. Antes de iniciar las oraciones, tomar conciencia de lo que voy a hacer y ante quién estoy. Bastan tres segundos.

2. Llevar a la meditación lo que rezo todos los días (por ejemplo las oraciones de la mañana). Cuando se saborea en la meditación cada una de las palabras y de las frases de las oraciones, rumiándolas con calma en la presencia de Dios, se advierte que al volver a pronunciarlas cobran un mayor significado, salen de lo más profundo de la mente y el corazón; al poner más amor en lo que se dice a Jesucristo, las oraciones “dicen más”.

3. Cuando me doy cuenta de que he pronunciado una oración sin darle sentido a las palabras, sin centrar la mente en lo que digo y sin hacerlo “con todo el corazón, con toda el alma y con todas mis fuerzas” (cf. Mt 22,37 y Mc 12, 33), aplico un recurso que me ha servido mucho: detenerme y repetir la plegaria utilizando mis propias palabras, con toda espontaneidad.

¿Qué es lo que hace que una oración sea poderosa?

Lo que da valor a una oración es la fe con que se pronuncia. Con palabras o sin palabras, usando fórmulas oficiales de la liturgia y de la piedad cristiana o creando las oraciones personales espontáneamente, lo importante no son las palabras sino el espíritu con que se pronuncian. Allí tenemos el ejemplo de la oración de la cananea, cuando Jesús le dijo: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas». Y desde aquel momento quedó curada su hija.” (Mt 15, 28)

Una oración vocal debe brotar del corazón y ser pronunciada ante Dios con fe y atención para que pueda llamarse oración y para que sea poderosa. El poder de la oración no está en pronunciar determinadas palabras con los labios, sino en hacerlo con plena conciencia y dirigiéndose con fe a Dios Nuestro Señor.

La fuerza de una oración viene no del exterior (las palabras), sino del interior (del corazón). Lo esencial está en estar y permanecer ante Dios; lo importante es la elevación espiritual del corazón humilde a Dios.

Una sola palabra, un recuerdo de Jesús o una simple mirada llena de fe, con un sincero sentimiento de adoración, vale más que centenares de rosarios pronunciados sin sentido, como si de un loro se tratara (de aquí el sentido de la foto de arriba). San Pablo decía: “Prefiero decir cinco palabras con mi mente que mil en lengua desconocida.” (1 Co 14,19)

Por lo demás, no somos nosotros los que "logramos" que una oración sea poderosa, es la gracia de Dios.

La oración de Doña Lena

Recientemente escuché una oración de las más sentidas que he oído en mi vida. Como comenté hace unas semanas, estoy construyendo una ermita con sentido de reparación al Sagrado Corazón de Jesús. Al hacer el muro de contención quise poner en él una imagen de la Virgen de Guadalupe, en lugar de dejar el muro vacío. De esa manera, la imagen de la Virgen ayudará a las campesinos a recordarla mientras van por el camino.

La mostré a Doña Lena, una ancianita que fue a saludarme y a llevarme unas tortillas. Cuando vio la imagen de la Virgen de Guadalupe, de alegría tiró la bolsa de plástico que llevaba en la mano y comenzó a dialogar con la Virgen María con una naturalidad y una autenticidad parecidas a las de Juan Diego.

Doña Lena ha alcanzado una familiaridad con María como no había visto antes. Le pregunté sobre su relación con la Virgen y me dijo: “Ella es mi Madre, me conoce mejor que nadie, cuida mi camino, sabe lo que me aprovecha y me conviene, la tengo siempre en la memoria, estoy todo el tiempo en su presencia. Le confío toda mi vida y todas mis cosas. La quiero mucho y le platico por donde quiera que vaya.”

Esta buena mujer no sabe siquiera leer, no sigue fórmulas especiales al elevar su alma a Dios y a la Virgen, pero al escucharla dialogar con María pude ver sin lugar a dudas que estaba llena del Espíritu Santo.(Cf. Ef 5,18) Oraciones así son las más poderosas.

El poder de una oración reside en el espíritu con que sea dicha.

Esta noche me propongo rezar las Completas con particular sentido de adoración y gratitud a Dios.

RECETA SECRETA DE LA FELICIDAD

Receta secreta de la felicidad
(Porciones para toda la familia... con el sabor de lo nuestro)
         
INGREDIENTES 
1 kilogramo de recuerdos infantiles
2 tazas de sonrisas
  2.5 kilogramos de esperanzas
100 gramos de ternura
5 latas de cariño
40 paquetes de alegría
1 pizca de locura
8 kilogramos de amor
5 kilogramos de paciencia

PREPARACIÓN:
  
1.- Limpia los recuerdos, quitándoles las partes que estén echadas a perder o que no sirvan, Agregarle una a una las sonrisas, hasta formar una pasta suave y dulce.
2.- Ahora, añade las esperanzas y permite que repose, hasta que doble su tamaño.
3.- Lava con agua cada uno de los paquetes de alegría, pàrtalos en pequeños pedacitos y mezcla con todo el cariño que encuentres.
4.- Aparte, incorpora la paciencia, la pizca de locura y la ternura cernida. Reserva.
5.- Divide en porciones iguales todo el amor y cúbrelos con la mezcla anterior.
6.- Hornéalas durante toda tu vida en el horno de tu corazón.
7.- Disfrútalas siempre con toda tu familia... con el sabor de lo nuestro.

Consejo:

Puedes agregar a la mezcla anterior dos cucharadas de comprensión y 300 gramos de comunicación para que esta receta te dure para siempre.
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